Las marinas estadounidense y británica proyectan temibles embarcaciones
Están pensadas a partir de una compleja estrategia militar
El objetivo es abrumar a un event
Las marinas estadounidense y británica proyectan temibles embarcacionesEstán pensadas a partir de una compleja estrategia militar
El objetivo es abrumar a un eventual enemigo en un pequeño lapso
Cuando a gritos, algunos adivinaron que era su temible silueta la que recortaba el horizonte, ya era demasiado tarde. La pequeña ciudad costera quedó de rodillas ante el Leviathan. La tremenda mole de triple casco, casi sin disminuir su marcha —cercana a los 60 kilómetros por hora—, comenzó a teñirlo todo de rojo sangre y fuego. Desde mar adentro lanzó más de 12 mil proyectiles que —por electromagnetismo— aceleraron sus ráfagas 10 veces más rápido que la velocidad del sonido.
Esta es una de las imágenes que los ingenieros de la marina estadounidense y la británica están preparando en un juego de guerra con el que se probará el ambicioso proyecto La marina del futuro.
Estos poderosos barcos de guerra, que echan por tierra toda habladuría de futuro plan de desarme, se construirán dentro de unos 10 años. Y están concebidos a partir de una compleja estrategia militar que los estadounidenses llaman Golpe naval. La que necesita alimentarse de avances tecnológicos de punta.
"La táctica consiste en abrumar a cualquier enemigo con un enorme poder de fuego. Para ello se necesitarán 10 barcos de guerra muy grandes, con armas de mucha energía. Además, estos buques deberán transportar una serie de vehículos armados no tripulados", declaró a la revista Popular Sciense Jeff Koleser, arquitecto del comando de sistemas navales de la marina estadounidense.
Cada uno de los 10 barcos cumplirá su papel. Leviathan será el cerebro del ataque. Desde allí se comandará todo. El resto de las embarcaciones (buques rápidos de patrullaje tripulados y no tripulados, pequeños submarinos y hasta aviones no tripulados) lo escoltarán.
Las unidades sin marinos irán al frente. Estarán controladas mediante una combinación de sistemas de comunicación satelitales y radiales, y se adaptarán a diferentes tareas.
Leviathan trae consigo unos números asombrosos. Medirá 228 metros de largo y pesará 25.745 toneladas. Además, transportará 80 submarinos y aviones no tripulados. Para el ataque llevará 2 cañones montados en torretas, capaces de disparar 12.240 proyectiles. Para impulsarlos, utilizarán fuerzas electromagnéticas, que acelerarán las ráfagas a una velocidad que superará 10 veces la del sonido, es decir a más de 12 mil kilómetros por hora.
El sistema de electromagnetismo parece ser la respuesta científica al interrogante de cómo se moverán en el futuro los enormes cuerpos que necesitan ganar gran velocidad. En Alemania y en el Japón ya hay trenes que se mueven por esta fuerza. Y en los Estados Unidos ya están por partir los primeros trenes de este tipo que correrán a 500 kilómetros por hora sobre imanes permanentes. También la NASA se propone que enormes campos magnéticos sean los que den el impulso inicial a sus cohetes.
En el Leviathan, la energía electromagnética la generarán sus seis motores a turbina que, a la hora de la batalla, liberarán 60 megavatios. Pero semejante fuga de energía no frenará el avance del barco, como sí sucede en los buques actuales. A la hora del ataque, apenas disminuirá su marcha en un 5 por ciento. Bajará su velocidad apenas a 55,5 kilómetros por hora. Y todo por una sencilla razón. El Leviathan será de casco triple, lo que le dará una eficiencia de navegación de un 20 por ciento más que los barcos de un sólo casco. Así, parte de la energía de las seis turbinas se pueden dirigir a las armas sin que merme tanto su andar.
El proyecto de buque escolta más avanzado es el Blue Knigth, una pequeña nave de patrullaje de 40 metros y de casco compuesto. Según su configuración, podrá llevar tripulación o no. Y portará compartimentos modulares para misiles en sus flotadores laterales y un cañón de 30 milímetros sobre la cabina del piloto.
El Leviathan también trasladará aviones no tripulados. Este tipo de naves ya son una realidad.
Cuando a gritos, algunos adivinaron que era su temible silueta la que recortaba el horizonte, ya era demasiado tarde. La pequeña ciudad costera quedó de rodillas ante el Leviathan. La tremenda mole de triple casco, casi sin disminuir su marcha —cercana a los 60 kilómetros por hora—, comenzó a teñirlo todo de rojo sangre y fuego. Desde mar adentro lanzó más de 12 mil proyectiles que —por electromagnetismo— aceleraron sus ráfagas 10 veces más rápido que la velocidad del sonido.
Esta es una de las imágenes que los ingenieros de la marina estadounidense y la británica están preparando en un juego de guerra con el que se probará el ambicioso proyecto La marina del futuro.
Estos poderosos barcos de guerra, que echan por tierra toda habladuría de futuro plan de desarme, se construirán dentro de unos 10 años. Y están concebidos a partir de una compleja estrategia militar que los estadounidenses llaman Golpe naval. La que necesita alimentarse de avances tecnológicos de punta.
"La táctica consiste en abrumar a cualquier enemigo con un enorme poder de fuego. Para ello se necesitarán 10 barcos de guerra muy grandes, con armas de mucha energía. Además, estos buques deberán transportar una serie de vehículos armados no tripulados", declaró a la revista Popular Sciense Jeff Koleser, arquitecto del comando de sistemas navales de la marina estadounidense.
Cada uno de los 10 barcos cumplirá su papel. Leviathan será el cerebro del ataque. Desde allí se comandará todo. El resto de las embarcaciones (buques rápidos de patrullaje tripulados y no tripulados, pequeños submarinos y hasta aviones no tripulados) lo escoltarán.
Leviathan trae consigo unos números asombrosos. Medirá 228 metros de largo y pesará 25.745 toneladas. Además, transportará 80 submarinos y aviones no tripulados. Para el ataque llevará 2 cañones montados en torretas, capaces de disparar 12.240 proyectiles. Para impulsarlos, utilizarán fuerzas electromagnéticas, que acelerarán las ráfagas a una velocidad que superará 10 veces la del sonido, es decir a más de 12 mil kilómetros por hora.
El sistema de electromagnetismo parece ser la respuesta científica al interrogante de cómo se moverán en el futuro los enormes cuerpos que necesitan ganar gran velocidad. En Alemania y en el Japón ya hay trenes que se mueven por esta fuerza. Y en los Estados Unidos ya están por partir los primeros trenes de este tipo que correrán a 500 kilómetros por hora sobre imanes permanentes. También la NASA se propone que enormes campos magnéticos sean los que den el impulso inicial a sus cohetes.
En el Leviathan, la energía electromagnética la generarán sus seis motores a turbina que, a la hora de la batalla, liberarán 60 megavatios. Pero semejante fuga de energía no frenará el avance del barco, como sí sucede en los buques actuales. A la hora del ataque, apenas disminuirá su marcha en un 5 por ciento. Bajará su velocidad apenas a 55,5 kilómetros por hora. Y todo por una sencilla razón. El Leviathan será de casco triple, lo que le dará una eficiencia de navegación de un 20 por ciento más que los barcos de un sólo casco. Así, parte de la energía de las seis turbinas se pueden dirigir a las armas sin que merme tanto su andar.
El proyecto de buque escolta más avanzado es el Blue Knigth, una pequeña nave de patrullaje de 40 metros y de casco compuesto. Según su configuración, podrá llevar tripulación o no. Y portará compartimentos modulares para misiles en sus flotadores laterales y un cañón de 30 milímetros sobre la cabina del piloto.
El Leviathan también trasladará aviones no tripulados. Este tipo de naves ya son una realidad. El primer ejemplar ya se paseó entre las nubes en mayo último. Es el X-43A de la NASA, una nave que supera 7 veces la velocidad del sonido.